Le pidió a su esposa que lo enterrara con todo su dinero y esto es lo que ella hizo

Maya Angelou dijo una vez: "La gente olvidará lo que dijiste, olvidará lo que hiciste, pero nunca olvidará cómo la hiciste sentir".

Muchos de nosotros nos esforzamos para lograr esto, hacemos cosas buenas, morales y somos rectos porque queremos dejar un legado positivo en nuestro lugar. Desafortunadamente, no todo el mundo hace lo mismo. Algunas personas se dejan llevar por sus emociones más egoístas tratando de disfrutar la vida bajo sus propios términos, sin importar la manera en que ésto afecta a los demás. Una de las pruebas más contundentes de esto es cuando la gente cae en la codicia. 

Tal es el caso de un hombre que trabajó toda su vida por amor al dinero y sentía que debía mantener todo su trabajo para él mismo, hasta el último momento. Guiado por este deseo, el hombre puso a prueba la moral de su esposa diciéndole que su último deseo era sólo una cosa: ser enterrado con su fortuna.



Su esposa era una mujer leal y desinteresada, una mujer que valoraba el dinero mucho menos que a su esposo, y cuando llegó el momento de enterrarlo, ella quería cumplir los deseos de su marido.


Al momento del entierro, le pidió a los trabajadores que se detuvieran un momento antes de terminar de bajar el ataúd, la mujer se inclinó y colocó una caja de zapatos al lado de su hombre.

Cuando terminó, su amiga, de manera desconcertada, le dijo: 

—Espero que no hayas sido lo suficientemente loca como para poner todo ese dinero junto a ese viejo tacaño. 

—Claro que lo hice, lo prometí, soy una buena cristiana y no puedo mentir. Le prometí que pondría todo ese dinero en el ataúd junto con él.

—¿Estás diciendo que pusiste cada centavo de ese dinero en el ataúd junto con él?

—Por supuesto que lo puse, lo junté todo, lo metí a mi cuenta personal y le escribí un cheque, espero que el cabrón no lo cobre nunca.



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